Una Cocina Descuidada, Un Cocinero Fodonguín

A muchos de nosotros nos gusta cocinar; combinar los ingredientes, degustar los sabores, disfrutar los aromas de los platillos, presentarlos a la mesa de manera elegante y vistosa y comprobar en el rostro de los comensales. Estar en la cocina es un gran placer si lo ves con placer o una tortura, si lo ves como una obligación.

Independientemente de cómo lo veas, estarás de acuerdo conmigo en que una cocina desordenada, con pilas de trastes sucios, restos de comida por doquier, bolsas de plástico regadas por todos lados, cajas en donde había alimentos antes de usarlos o colocarlos en el refrigerador, basura rezagada y una que otra cucaracha merodeando no son muy inspiradoras para estar ahí y procurar alimentos para uno y las personas con las que vivimos.

El desorden en la cocina y en cualquier otro espacio de la casa implica desorden en la mente y en la vida, además de un pésimo hábito de convivencia.

Las Abuelas batallaron con los (as) hij@s; las madres de hoy batallan menos con sus hij@s y a futuro no habrá batalla por los buenos hábitos, sino cuartos desordenados, cocinas sucias y baños con limpieza rezagada.

Las abuelas decían lo siguiente para tener una cocina ordenada.

• Un lugar para cada olla, sartén y cucharones.
• Un lugar para cada plato, taza y vaso.
• Un lugar para cucharas y cubiertos.
• Dos botes de basura con una bolsa de plástico; uno para basura inorgánica y otro para basura orgánica.
• Inmediatamente después de liberar los alimentoso fruta de bolsas, o cajas de plástico ponerlos en el bote correspondiente.
• Lavar los enseres de cocina inmediatamente después de ser usados.
• Dejar limpia la cocina después de haber cocinado.
• Dejar limpia la mesa inmediatamente después de haberla usado.
• Estar pendiente de lo que falte en la despensa y hacer una lista de lo que haga falta para traerlo el día de súper.