Día Mundial del Libro

Recientemente, el 23 de abril, se celebró “el día mundial del libro”, tal vez de los últimos esfuerzos por conservar una magnífica herramienta de conocimiento, entretenimiento e información.

Se rindió homenaje a dos gigantes de las letras: William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra; el primero, en letras inglesas; el segundo, en letras españolas.

En la UNAM y otros centros culturales y educativos hubo reuniones literarias, intercambio de libros y rosas y venta de libros a bajo precio.

En Algunos países como en España, se aprovechó la ocasión para premiar las obras literarias de algunos escritores con trayectoria y a otros que son incipientes pero que prometen aportar mucho al mundo de los libros.

Sin duda un día disfrutable y lleno de nostalgia, pero con una realidad vergonzosa y aplastante: del mismo modo que hace un tiempo era muy interesante enfrascarse en charlas con buen contenido literario, notamos hoy que el libro muere y el gusto por la lectura muere también y los autores que tantos años tardaron para desarrollar una disciplina para escribir, no trascenderán del mismo modo que antaño. Lo que se lee hoy son memes groseros de mal gusto, comentarios mal escritos y huecos, frasecitas cortas que pretenden ser filosóficas de las queridas del “Señor de los cielos” y que son la inspiración de las mujeres de esta generación. Comentarios misóginos de cantantes gruperos que todavía evalúan a una mujer por si trapeo o no trapea. En resumidas cuentas, el mundo literario está para llorar.

Asistí a una reunión cultural el día del libro, a una casa de Cultura en Mixcoac, el conductor del evento escogió al azar a cinco personas para hacerles preguntas sobre algún tema literario, nombre de autor, de obra, de poesía, para mi sorpresa, nadie supo responder.

Me hicieron recordar a un candidato priista a la presidencia en una feria del libro de Guadalajara quien no supo responder a la pregunta: ¿Cuáles son los libros que han marcado su vida?... y no supo que expresar.

En fin, ante esta miseria cultural, tal vez sea muy cool, seguir teniendo libreros en casa con libros que se empolvan y nunca se leen… se sigan conservando enciclopedias de pasta dura que no se abren y tampoco se desechan “porque salieron muy caras y ya son obsoletas”.

Será muy “cultural “seguir leyendo revistas de chismes de artistas y periódicos que publican tragedias, guerras, debacles financieras y tranzas políticas o crímenes aberrantes, mientras el libro muere y las neuronas se pudren.

A los que aún leen y tienen la capacidad de valorar un libro, pertenecen a esos guardianes del conocimiento que vivirán muchas vidas en una… por los viajes imaginarios que hagan, por los personajes que no conocerían de otra manera, por las ideas que llegarán a sus cerebros, por la riqueza de palabras que les harán ver mucho, mucho más allá de lo liviano y superficial... A los que no leen, seguirán en miseria intelectual y cultural y que… ¡Dios los agarre confesados!

Ojalá que, mientras pueden, tengan el valor y el arrojo de rectificar y subir los peldaños de la escalera del amor por las letras.

Si les da flojera leer, afortunadamente hay opciones… creo que un gran invento que no ha sido debidamente explorado es el audio libro… hablaré de él en una futura entrega.

Y como decía un amigo extraordinario lector y amante de los libros: “LEAN, AUNQUE SEA EN DEFENSA PROPIA”

Saludos Cordiales.

26/Abril/2016